El código de las mentes extraordinarias (2017) revela un método para superar la locura de la vida diaria. Un método que permite a cualquier persona destacarse del resto y volverse un individuo extraordinario. El autor plantea 10 leyes que cualquier persona puede seguir fácilmente para experimentar una transformación radical, y hallar sentido y felicidad en cada día.
¿Qué beneficio ofrece? Descifrar el código de su mente extraordinaria.
La mente humana es simplemente excepcional. Es una fuente formidable de conocimiento y raciocinio que nos permite evocar recuerdos vívidos, percibir lo que sucede a nuestro alrededor y emitir juicios sobre nuestras acciones y las de los demás. Aun así, la mente no está programada necesariamente para maximizar nuestra felicidad ni nuestra satisfacción con la vida. En su lugar, puede hacernos seguir reglas y creencias irremediablemente obsoletas que se transmiten de una generación a otra. Pero, ¿y si pudieran eliminar estas restricciones y comenzar de nuevo? Estos resúmenes presentan una guía integral para evitar las trampas de su propia mente. Usan un marco basado en las 10 leyes de la vida extraordinaria, dividido en cuatro etapas. Las dos primeras reglas se centran en descubrir cómo nos moldea el mundo que nos rodea, mientras que las siguientes tres nos ayudan a entender la manera de modificar nuestra percepción del mundo. Las leyes seis, siete y ocho explican cómo podemos crear una mentalidad más fuerte, y las dos últimas nos muestran la manera de emplear esa mentalidad para cambiar el mundo. En conjunto, estas leyes tienen en cuenta el complejo código de la mente humana y los guiarán hacia una vida más extraordinaria. En estos resúmenes, descubrirán lo siguiente: Qué son las reglas falsas y por qué deben cuestionarlas. Por qué alguien puede tener un pasado vergonzoso en el que usó anteojos gruesos y feos, y aun así ser atractivo. Qué significa ser «imperturbable».
Trasciendan el espacio cultural y cuestionen las reglas sin sentido de la sociedad.
En el transcurso de la vida, se nos dice constantemente lo que debemos hacer o cómo debemos vivir. Nuestra cultura incluye una serie de creencias obsoletas que dictan qué clase de empleo y educación debemos tener, y cuáles deben ser nuestros atuendos y aspectos. En conjunto, estas creencias constituyen el espacio cultural de hoy: un conjunto de reglas y normas sobre cómo amar, comer, casarse y ganarse la vida. Pero, si quieren ser extraordinarios, la primera ley de la vida extraordinaria es trascender el espacio cultural. Es lo que el autor comprendió que debía hacer. Hasta los 19 años, Vishen Lakhiani vivió en Malasia, donde la norma entre familias y maestros era presionar a los niños para que se hicieran ingenieros, abogados o médicos. Y, como él era un estudiante inteligente, le decían que esas eran las reglas que debía seguir para tener éxito. Así que aceptó esas expectativas. Renunció a sus pasatiempos, la fotografía y las artes escénicas, y se convirtió en programador de computadoras. Sin embargo, cuando «alcanzó el éxito» al conseguir un empleo en Microsoft, se dio cuenta de que esa no era la vida que estaba destinado a vivir, y renunció. Para destacarse y ser extraordinario, comprendió que tenía que trascender su espacio cultural y decidir selectivamente qué reglas seguir y cuáles rechazar. Esto nos lleva a la segunda ley de la vida extraordinaria: cuestionar las reglas sin sentido. Una regla sin sentido, según el autor, es una regla obsoleta del espacio cultural que seguimos ciegamente, aunque nos impida alcanzar nuestros sueños. Pongamos por ejemplo la regla sin sentido de la universidad. La sociedad nos dice que necesitamos un título universitario para que nos garantice el éxito; pero un título no solo no nos garantiza nada, sino que, de hecho, puede impedirnos el éxito agobiándonos con inmensas deudas de matrícula. Steve Jobs cuestionó esta regla sin sentido dejando la universidad y perseverando hasta convertirse en un hombre extraordinario. No necesitaba un título para ser un innovador radical, inventar el teléfono inteligente y revolucionar múltiples industrias.
Las mentes extraordinarias practican la ingeniería de la conciencia y crean modelos de la realidad con los que se motivan a sí mismas.
¿Qué probabilidades tienen ustedes de seguir usando una computadora con el sistema operativo Windows 95? Muy pocas. Seguramente les interesa que su computadora funcione con eficiencia, de modo que tengan que actualizar el sistema operativo cada pocos años. Pues el mismo cuidado deben tener con su mente. Actualizar el hardware y software de la mente es lo que el autor llama ingeniería de la conciencia. Es la tercera ley de la vida extraordinaria. Al igual que la computadora, su mente consta de hardware y software. El hardware contiene su modelo de realidad. Es donde guardan sus creencias sobre el mundo, ya sean políticas, económicas, matrimoniales o académicas. Por su parte, el software contiene sus sistemas de vida. Son sus hábitos diarios y determina cómo utilizan el hardware. Supongamos, por ejemplo, que el hardware y su modelo de realidad sostienen que está mal matar animales para comer. A su vez, el software y su sistema de vida les dicen que deben comprar productos y alimentarse de manera vegana. Ahora bien, la ingeniería de la conciencia es un modo de entender que el crecimiento personal depende de su capacidad para elegir con cuidado (y actualizar a menudo) su hardware y software. Podemos actualizar nuestro hardware siguiendo la cuarta regla de la vida extraordinaria: redefinir sus modelos de realidad. Las personas extraordinarias lo hacen adoptando una mentalidad que las ayuda a alcanzar sus metas y a crear una autoestima positiva. El autor no siempre se sintió bien consigo mismo. De niño Lakhiani usaba anteojos gruesos y padecía un acné grave, y el aspecto que esto le daba le bajó la autoestima. Pero todo cambió en la universidad. En una fiesta, Lakhiani se vio de pronto conversando con la chica más hermosa del lugar y ella le dijo que era un chico muy sexi. La experiencia actualizó el hardware de Lakhiani. Construyó un modelo de realidad nuevo y prometedor según el cual ahora él era un hombre atractivo, y su vida amorosa despegó. En el siguiente resumen, avanzaremos para ver cómo actualizar el software y los sistemas de vida.
Las mentes extraordinarias modernizan sus sistemas de vida y pueden modificar la realidad.
Naturalmente, revisar el modelo de realidad de su hardware supone que también revisen sus programas y las acciones basadas en esas creencias. Esto nos lleva a la quinta ley de la vida extraordinaria: actualicen sus sistemas de vida con un método de tres pasos: descubrir, renovar y medir. Las mentes extraordinarias optimizan constantemente sus sistemas de vida para alcanzar sus metas. Imagínenlo de esta manera: sus sistemas de vida son como aplicaciones pensadas para alcanzar metas en la vida o resolver problemas concretos. Si una aplicación no funciona o se vuelve obsoleta, la actualizan o la reemplazan por una mejor. Así que el primer paso para modernizar es descubrir. Pueden hacerlo leyendo libros, hablando con otras personas y explorando el mundo que los rodea en busca de inspiración. Es como navegar por la tienda de aplicaciones. En segundo lugar, renueven sus sistemas con regularidad. Por ejemplo, cada año el autor renueva su sistema de ejercicios y aptitud física; un año probó el programa de transformación total de Christine Bullock y al año siguiente continuó con pesas rusas. En tercer lugar, midan la eficacia de sus sistemas. El autor mide la eficacia de sus sistemas actualizados de aptitud física simplemente observando qué orificios usa de su cinturón favorito. Una vez que tengan actualizados el software y los sistemas de vida, pueden empezar a codificar de nuevo su mentalidad. Esto implica las leyes sexta y séptima de la vida extraordinaria. Comencemos por la ley número seis, la capacidad de doblegar la realidad. No se trata de un truco de magia; es un nuevo sistema de vida que aumentará drásticamente su felicidad. La capacidad de doblegar la realidad significa poder conservar sus emocionantes metas para el futuro y, a la vez, asegurarse de que su felicidad esté firmemente arraigada en el presente. El autor se dio cuenta de la importancia de adoptar esta actitud mientras construía su propia empresa. En vez de estar feliz o emocionado con el negocio, Lakhiani se sentía constantemente estresado por el temor de no alcanzar determinadas metas de ingresos. Entonces, modificó su realidad centrando la atención en el aquí y el ahora. Decidió que la diversión y la felicidad serían parte integral de su vida diaria. Poco después, los ingresos de su empresa se dispararon.
Las mentes extraordinarias practican la feliciplina y crean una visión para su futuro.
Todo el mundo conoce la sensación de gozo que acompaña a la felicidad, pero probablemente ustedes también sepan lo efímera que puede ser la sensación. Por suerte, las mentes extraordinarias traen consigo la capacidad de experimentar la dicha durante lapsos más largos. Pero ¿cómo se puede lograr esto? Tendrán que centrarse en la séptima ley de la vida extraordinaria practicando la feliciplina o la disciplina de la felicidad frecuente y prolongada. La feliciplina empieza con gratitud. Se ha demostrado científicamente que las personas tienen más energía y experimentan menos depresión cuando practican la gratitud. Ustedes pueden hacerlo adoptando la idea del asesor empresarial Dan Sullivan, quien propone que cambien a su brecha inversa. ¿Qué quiere decir con esto? Pues la mayoría de nosotros estamos acostumbrados a ver la brecha entre nuestro yo presente y la persona que queremos ser; esto se llama brecha hacia adelante. Pero el problema con centrar la atención en la brecha hacia adelante es que siempre mantenemos la felicidad fuera de nuestro alcance y en el futuro. En su lugar, debemos invertir la brecha y mirar hacia nuestro pasado para apreciar y agradecer lo que hemos logrado hasta ahora. Esto nos permite practicar la feliciplina y experimentar la gratitud todos los días. Una vez adoptada la feliciplina, es momento de abordar las tres últimas leyes que les ayudarán a cambiar el mundo. Empecemos por la octava ley de la vida extraordinaria: crear una visión para su futuro que se corresponda con su felicidad. Crear una visión para el futuro consiste en fijarse metas. Sin embargo, las metas pueden ser peligrosas si ustedes confunden las metas que son intermedias con las metas que son finales. Las metas que son intermedias son las que la sociedad nos dice que debemos alcanzar para ser felices, como un título universitario y un empleo seguro. Pero las metas que son intermedias rara vez nos hacen felices. Las metas que son finales, en cambio, son una fuente abundante de felicidad. Son las metas que nos producen gozo en sí mismas, no porque sigan el espacio cultural. Un excelente ejemplo de ello podría ser la alegría incomparable de ver a su hijo tener éxito en la escuela, la danza o los deportes. Piensen en lo que ustedes quieren hacer realmente, ya sea subir a la cumbre del Kilimanjaro o escribir la próxima gran novela.
Los últimos pasos para volverse extraordinario son ser inalterables y abrazar su misión.
Todas las personas extraordinarias tienen metas. Pero su motivación para alcanzarlas proviene de adentro; no buscan validación en opiniones externas, y su autoestima y felicidad tampoco están sujetas a valores externos. Esta es la esencia de la novena ley de la vida extraordinaria: ser inalterables. Esto implica darse cuenta de que dependen solo de sí mismos y que nada de lo que alguien diga o haga puede impedirles alcanzar sus metas. Ser inalterables consta de dos componentes: El primero es tener metas sujetas solo a la acción propia, que no dependan de los demás. Supongamos que ustedes se fijan la meta de estar más cerca de sus hijos; ¿qué pasa cuando sus hijos naturalmente desean ser más independientes? El éxito de esta meta depende de la cooperación de ellos. Una meta preferible es simplemente tratar de ser el mejor padre posible. Como esta es una meta sujeta a la acción propia, nadie puede impedirles alcanzarla. El segundo componente es darse cuenta de que solo ustedes tienen lo que hace falta para ser felices y exitosos. Esto quiere decir que deben resistir la tentación de echar la culpa de lo que pasa en su vida a circunstancias externas. No se pasen el día deprimidos en la cama porque alguien olvidó que era su cumpleaños; mejor aprendan a dejarlo pasar. Después de todo, no pueden controlar las acciones de los demás. Por último, la décima ley de la vida extraordinaria es abrazar su misión. Las personas extraordinarias suelen tener una vocación: el afán de lograr cambios positivos y hacer una contribución significativa al mundo. Esto implica que las personas extraordinarias no vean el trabajo como algo que les impida perseguir sus sueños; de hecho, es todo lo contrario. A Richard Branson, un gran empresario y el ejemplo perfecto de individuo extraordinario, le preguntaron cómo mantenía el equilibrio entre su trabajo y su vida. Respondió que el trabajo y la vida son lo mismo; ambos son parte de vivir. Branson encontró un trabajo completamente acorde a su vocación y creó una vida que podía asumir por completo. Y ahora que ustedes conocen las 10 leyes de la vida extraordinaria, es su turno de asumirla.
Resumen final
El mensaje clave de este libro: Todo el mundo puede vivir una vida extraordinaria. Ustedes pueden empezar el camino siguiendo las 10 leyes de la vida extraordinaria y transformando su existencia. Todos podemos alcanzar una vida significativa de verdadera felicidad. Consejos prácticos: Practiquen la gratitud todos los días. En la séptima ley, aprendieron a cambiar su brecha inversa y practicar la gratitud mirando hacia atrás y apreciando lo que han alcanzado hasta ahora. He aquí un ejercicio que los ayudará: tómense todos los días cinco minutos para pensar en tres o cinco cosas de su vida personal y otras tantas de su vida laboral por las que se sienten agradecidos. Pero tengan cuidado porque muchas personas convierten esto en el ejercicio mecánico de hacer listas. En vez de eso, céntrense en sus verdaderos sentimientos y consideren lo que les infunde felicidad, optimismo, alivio, confianza u orgullo.